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HISTORIA DE TALDARROBA

Si los primeros testimonios escritos del olivo nos llegan del Reinado Minoico, 2.500 años antes de Cristo, fueron los romanos quienes contribuyeron al consumo y expansión del aceite de oliva procedente de Hispania por todo el Mediterráneo y hasta los últimos confines del Imperio. Casi a los pies de la sierra de Don Diego Torres Mejías, y a un paso de la ruta mozárabe que los peregrinos llevan hacia Santiago, se sitúa este bucólico y privilegiado paraje que se divisa desde la torre de vigilancia de la antigua ruta de la plata, en la vecina villa de Torremejía.

Estas tierras, situadas en el centro de la provincia de Badajoz, en el corazón de la Comarca de Tierra de Barros, fueron ya desde la antigüedad codiciadas por nuestros antepasados, quienes supieron augurar los beneficios de estos fértiles campos. Un lugar estratégico desde el punto de vista geográfico y productivo en cuanto a calidad de la tierra que, además, ha sido testigo de numerosos asentamientos. Griegos, visigodos, y romanos yacen hoy bajo nuestras cepas y olivos, dejando como prueba indiscutible de ello la distancia de apenas 12 Km que nos separan de la ciudad de Mérida, a la que el Emperador Augusto otorgó el galardón de capital del Imperio Romano.

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